El ciudadano atento
Ecocidio es suicidio
Dr. Luis Muñoz Fernández
Una de las ideas más insensatas, nacida en siglos pasados pero que hoy ha cobrado un vigor inusitado, es la convicción de que el ser humano es excepcional y que su desarrollo tecnológico le permitirá sin consecuencias desvincularse cada vez más de su matriz natural con la promesa de que por ese camino se emancipará de las restricciones que le impone su naturaleza biológica e ingresará en una era de libertad y prosperidad ilimitadas. Ignorar y destruir el vínculo que nos une al resto de los seres vivos, animales, vegetales y microbianos, y al estroma físico-químico de nuestro planeta es suicida. Todos dependemos de todos y todos somos uno.
Pedro Arrojo Agudo, físico de formación, es el actual relator de Naciones Unidas para los derechos humanos al agua potable y al saneamiento. En el prólogo de Somos agua que piensa (Crítica, 2022), libro del gran naturalista Joaquín Araújo Ponciano, afirma lo siguiente:
“El agua es el alma azul de la vida, y los ríos las arterias y venas que sustentan esa vida en islas y continentes, incluida la de las comunidades humanas. […]
Sin duda el agua tiene además otras funciones vinculadas a actividades económicas que, más allá de satisfacer necesidades alimentarias y productivas de todo tipo, suscitan proyectos e intereses que relegan esas funciones de sostén de la vida para dar prioridad a la insaciable codicia de quienes más tienen”.
Pese al topónimo que hace referencia a la abundancia de antiguos manantiales de aguas termales, Aguascalientes padece una creciente escasez del líquido vital y su tierra ha sido más bien avara en lo tocante a la vegetación que la cubre, con pocos bosques y arboledas. Debe señalarse que hay áreas especialmente aborladas en el norponiente del Estado, pero quedan relativamente lejos de la capital. El municipio tiene muy pocas áreas en donde abunden los árboles.
Una de las pocas excepciones es La Pona, un terreno forestal donde crecen los mezquites y otros árboles. La Pona cumple la función esencial de purificar la atmósfera –el “pulmón verde”– y almacenar la escasa agua que el cielo nos prodiga con cicatería. Además, alberga especies animales, algunas en peligro de extinción. En estos días, La Pona estuvo a punto de ser deforestada por órdenes de desarrolladores inmunobiliarios en connivencia con las autoridades. La belleza del paraje es un atractivo para la construcción de diversos proyectos habitacionales y comerciales.
La peor receta para la vida de una comunidad se prepara con tres ingredientes fundamentales: el primero es la codicia de unos pocos y el segundo es la ignorancia y debilidad ética de ciertas autoridades. Estos ingredientes se pueden combinar de diferentes maneras según el caso y las circunstancias y el resultado es un brebaje muy amargo para los ciudadanos. Del tercer ingrediente hablaré enseguida.
La receta estuvo a punto de fraguar en una pócima letal para los aguascalentenses sino es por la falta del tercer ingrediente: la indiferencia de la población. En esta ocasión, y resulta alentador, los activistas ecológicos y los vecinos que viven en los márgenes del predio, asesorados por abogados con un correcto sentido de la justicia y el bien común, se plantaron frente a las excavadoras, que ya habían tumbado algunos árboles, e impidieron que se consumara el crimen. Y ahí han permanecido, turnándose para hacer guardia y cuidar de la fauna y flora de La Pona.
Todos necesitamos estar en contacto con la naturaleza. Por eso, el escritor John Fowles decía que “Una ciudad geométrica, lineal, hace gente geométrica, lineal; una ciudad inspirada en un bosque hace seres humanos”. La Pona debe permanecer intocada.
Mientras escribo estas líneas, las últimas noticias son que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPPA) determinó la suspensión de las obras y las autoridades estatales y municipales están negociando con los desarrolladores inmobiliarios la permuta por otros terrenos para que puedan llevar a cabo su proyecto sin el ecocidio que estuvieron a punto de perpetrar.
Comentarios a : cartujo81@gmail.com
Artículos anteriores: