Programa Universitario de Investigación sobre Riesgos Epidemiológicos y Emergentes

 

El ciudadano atento 

El cuento de la lechera

Dr. Luis Muñoz Fernández 

Aunque se tiene evidencia de su existencia dos mil años antes de nuestra era, a Esopo (siglo VI a.C.) se le considera en inventor de la fábula como género literario. La narración tiene una intención aleccionadora, una enseñanza ética que se conoce como moraleja. Esopo fue el autor de la primera versión del llamado Cuento de la lechera. Esta fábula es ampliamente conocida y fue objeto de versiones posteriores como la del escritor Félix María de Samaniego.

El título de esta fábula ha dado lugar a una expresión muy utilizada que se aplica a alguien que imagina o piensa cosas imposibles, que se hace ilusiones anticipadas que no van a convertirse en realidad.

Marta Peirano, periodista especilizada en las relaciones entre la tecnología y el poder, de la que ya hemos tratado en este espacio, afirma lo siguiente:

“Las revoluciones industriales siempre traen con ellas un periodo de expansión y racionalismo tecnocrático, una visión optimista de las capacidades de la tecnología para superar todos los obstáculos y optimizar los recursos con métodos basados en el cálculo exacto de las condiciones y la aplicación de precisas fórmulas matemáticas. Es un cuento de la lechera recurrente: si damos con la fórmula adecuada, podemos erradicar el hambre y las enfermedades, acabar con la maldad, multiplicar los panes y los peces, vivir para siempre, avanzar hacia estadios evolutivos superiores y hacer del mundo un lugar mejor antes de colonizar otros planetas sin cometer errores”.

Lo que describe Marta Peirano se conoce también como solucionismo tecnológico y a lo que se está refiriendo en el párrafo que acabamos de transcribir es a la revolución que han introducido en nuestras vidas las tecnologías digitales –lo que el filósofo Éric Savin llama la silicolonización del mundo– muy particularmente, al desarrollo reciente de la inteligencia artificial.

En este mismo sentido se pronuncia la periodista y escritora Naomi Klein en un artículo reciente titulado El gran robo de la inteligencia artificial:¿alguien pidió permiso para vampirizar todo conocimiento generado por los humanos?:

“Nos dicen que la inteligencia artificial generativa acabará con la pobreza. Curará todas las enfermedades. Solucionará el cambio climático. Hará que nuestro trabajo tenga más sentido y nos entusiasme más. Nos permitirá tener una vida de ocio y contemplación y recuperar la esencia humana que hemos perdido por culpa de la mecanización del tardocapitalismo. Acabará con la soledad. Volverá a nuestros gobiernos racionales y sensibles. Me temo que estas son las auténticas alucinaciones de la IA, las que llevamos oyendo en bucle desde que se presentó ChatGPT, a finales del año pasado”.

Y agrega:

“En el mundo de la inteligencia artificial hay alucinaciones retorcidas, sin duda, pero no son los robots los que las padecen, sino los ejecutivos de las empresas tecnológicas que les han dado rienda suelta y su falange de seguidores, atrapados, tanto individual como colectivamente, en unos delirios disparatados. No me refiero a la alucinación en el sentido místico o psicodélico, un estado de alteración mental que incluso puede ayudar a desvelar unas verdades profundas que antes no se percibían. No. Esta gente alucina, sin más: ve —o finge ver— unos hechos completamente inexistentes e incluso conjura unos universos que harían que sus productos contribuyeran a engrandecer y educar a todo el mundo”.

Todas estas cosas están sucediendo en este mismo instante en el que escribo y evolucionan a tal velocidad que es muy difícil adquirir la perspectiva adecuada para valorarlas con la suficiente objetividad. Pero, por favor, no volvamos a caer en la tentación de pensar como la lechera del cuento.

Comentarios a : cartujo81@gmail.com

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